El movimiento de las plantas con la brisa es una forma de comunicación que se aprende observando, y el despuntar del brote de una semilla caída, nos enseña a vivir.
Cada figura que nos presenta la naturaleza es una lección de belleza que se descubre observando y profundizando en todo su esplendor.
Cada lugar es el sitio ideal para el poeta que se aventura en cada momento para ver lo que solo él ve. Quizá, los ojos del poeta, tienen un don especial, llenos de deseo, ojos que navegan por perdidos e infinitos horizontes.
Me gusta ver los primeros rayos de luz cuando amanece, cuando las hojas enmudecen ante la majestuosidad del Sol y la hierba despierta con ese silencio, cuando la noche dice adiós al nuevo día.
La naturaleza lo es todo para nosotros, nuestro presente nuestro pasado y nuestro futuro y en ella permanece el recuerdo de lo que acontece.
El espacio y el tiempo se confunden entre el espeso follage, pero la huella, no desaparecerá jamás.
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