Se descalzan los días para pasar de largo,
sin que nos demos cuenta.
Son casi despedidas, casi encuentros
de cuerpos que se miran y que aplazan la cita.
Aunque detrás, suelen quedarnos huellas
que no son los recuerdos.
De aquellos días yo recuerdo,
ser el hombre que venía a desearte,
a caminar contigo.
Porque de ti me hablaban los árboles,
moviendo sus frágiles ramas.
Con aquel cielo corrido,
yo buscaba la luz con que el amor
se reflejaba en tus azules ojos.
Envejecemos, o es acaso que el tiempo,
se descalza para no molestarnos.
o quizas el deseo que camina,
todavía descalzo...
J. Plou
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