
Otra vez los tanques avanzan
sobre las calles de la ciudad.
Sus lomos de metal trasladan
la ira y el odio enrojecidos,
por el humo de la nueva guerra.
Bombardean sin compasión
lo que encuentran a su paso,
en un gesto de toda destrucción.
Nuevamente así los tanques,
raspando las aceras desnudas,
invadiendo con tenaz poderío.
Y nosotros desertificándonos,
de pie, sin más, ni aquí ni allá,
esperando la noticia del final.
J.Plou
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