
Las grises nubes de este ruidoso otoño,
van anegando las cosas con vaga humareda
y va encendiendo la hoguera del deseo,
para mantener viva la llama del amor.
Escribiré: que vivo para ti, que defiendo,
contra las llamas trémulas todo tu cuerpo,
que lucho en el otoño de vientos desolados
y en sus noches grises, te reclamo en sueños.
Escribiré: que fuiste mía este otoño
de estrellas delirantes y crepúsculos vagos,
que llenaste mis labios con tu fuego,
que cesó mi tristeza y ahora canto.
Porque nada resiste la invasión del amor,
cuando llega a mi alma el olor de otoño.
Todo mal, se fuga de mi vida.
J. Plou
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