Adoro tus ojos azulados,
tu figura de divina diosa,
tu valor de estar a mi lado
y tu olor a perfumada rosa.
Rotunda y dulce eres,
para mis hambrientos labios.
Cerca de mí tu voz,
suena a música divina.
¡Qué delicada fuerza
me das cuando suspiras!
¡Qué multitud de ideas
se alejan de mi mente,
cuando me miras,
melancólica y cierta!
Cerca de mí apareces
como un horizonte verde,
una tibia esperanza,
un amor que me pierde.
Eres la cálida brisa
que despierta mi estambre,
mi silencio y mi sonrisa.
J. Plou
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