
¡Oh poeta! que conoces
el alma de la poesía:
el milagro del verso,
el valor de las sílabas.
Sometes las palabras
a tu despótico poder.
Surgen los vocablos
a tu ritmo sonoro.
Tu mano milagrosa
los forja como en la fragua.
Y resplandecen misteriosas frases,
en la forma suprema de tu estilo.
Juegas con el sonido como juega
el malabar con sus bolas de colores.
Te ofreció su secreto,
la musa de las nubes,
que vive entre los vientos,
viajando por las bóvedas azules.
J. Plou
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