Un pudor iba envolviéndote,
todo el cuerpo en aquel instante
en la playa, eran tus ojos el sol;
un relámpago en sombra junto al mar.
Estaba desnudo el cosmos en tu rostro.
Por las olas de tus mejillas, aire detenido,
Te encontré perforando el poniente.
Tu cuello era dulcísimo arrecife,
un archipiélago de ternura elte interminable.
J. Plou

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