Me cuidaste como a un rebaño,
tu con tu voz que implora,
me protegías de todo daño
y florecía, en mi alma, la aurora.
Era el principio del año.
empezaba el mes, el día, la hora...
Y mi corazón, huraño,
te oía sin creerte, como ahora.
¡Ay!, porque siendo que te amaba,
con obstinada vanidad,
a cada paso, infiel, te abandonaba.
¡y con cada promesa te mentía!
¡y con cada recuerdo te olvidaba!
¡y con cada victoria te perdía!
J.Plou
No hay comentarios:
Publicar un comentario