
Tiempo atrás pude conducir
mi deseo hacia tus muros,
sumergirme gozoso
en los mares de tu gracia,
con mi húmedo tacto,
descubrí tus sentidos,
buceando en las aguas
de tus ríos lentos.
No te dejé a solas
con el roto silencio
y con la inocencia perdida.
Y no te dejaré a solas
en este laberinto de la vida.
Deja que mis ojos se sequen
de mirarte siempre.
J. Plou
No hay comentarios:
Publicar un comentario