Cómo reluce tu cara blanca y tranquila
bajo el dosel de tu melena rubia.
¡Qué abismo tan profundo es tu pupila!
azulada y clara como la lluvia.
El fulgor soñoliento que destella,
tu cara con tanta blancura,
es como la mirada de una estrella,
en una noche oscura.
Tu rojo labio en que el mio se sacia,
con su rica miel, de aroma y embeleso,
ha sido modelado con tanta gracia,
que parece llamarme para el beso.
Tu voz a veces aguda, a veces grave,
cuando suena, llena de gratitud mi oído,
como el trino arrullador de un ave,
al sol naciente que ilumina el nido.
J. Plou
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