Conforme va descendiendo la vida
y se aproximan los últimos ocasos,
se distinguen mejor los pasos
y la sombra en la arena adherida.
Declina el sol. Desaparecidas
luces, se desgarran sin estruendo
y del azul que ha ido oscureciendo,
afloran ruinas de horas perdidas.
Ese lugar del que fui dueño,
fue el timón del barco hundido.
que con fuerte oleaje conduje.
En aquel lugar perseguí un sueño.
Y en el camino, ¡ay!, siento que cruje
todavía la sal de lo vivido.
J.Plou
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