sábado, 21 de septiembre de 2024

EL MENDIGO DE MI BARRIO


Era un oscuro ciudadano,

abandonado en medio de la ciudad,

despojado y marchito,

como el reloj de la iglesia,

sin otro oficio que vagar por las calles.


Era el familiar venido a menos,

adicto a las tabernas

y cómplice de bandoleros.

Su voz naufragaba en los escaparates,

y perdía la vista en los periódicos,

pero tenía los pies bien puestos sobre la tierra.

Tenía una celda reservada en las comisarías,

y solía bailar bajo la noche con su camisa blanca

y su ajada corbata.


Era un oscuro ciudadano,

extraviado por el mundo;

iba cogiendo colillas de cigarros,

y se peinaba hacia atrás,

para mostrar su noble frente.


Era un oscuro habitante; no era nadie;

en nada se distinguía de otro ciudadano;

tenía  abuelas y parientes que se fueron.

era una ola entre todas las olas,

que se levantaba a las seis de la mañana

porque ya no podía oler el polvo de su casa.


Porque no era nadie,

estaba en medio de las calles,

girando como un organillero

con su camisa gastada,

mirándose la punta del zapato,

por si alguien quería darle una moneda,

aunque nadie le miraba al pasar

porque solo era alguien,

deteriorado por el hambre.

J. Plou


No hay comentarios:

Publicar un comentario