Cuando su rayo se apaga,
el sol, que su luz asienta,
a la sombra ahuyenta,
sobre nubes encendidas.
Oh! noche, yo te bendigo
con tu misterioso velo,
con tu tapizado cielo,
con tu sombra, con tu luz.
Porque en tus ámbitos,
al enamorado poeta,
su alma de fuego inquieta,
y despierta la inspiración.
Oh, cuan grata es la noche,
sin testigos,... en calma,
escuchando melodías
que animan el alma.
Vuelve, noche amorosa,
vuelve al morir el día,
sin flores con lozanía,
sin verdores, ni calor.
Vuelve, que en tu oscuridad,
se encuentra una nueva vida;
vida de entusiasmo henchida,
vida de gozo y amor.
J.Plou
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