Yo
veo una rosa encendida,
levantarse
en el campo silenciosa
como
la luna que en el cielo posa
para
siempre, jamas vencida.
Y a
pesar de su belleza alabada,
y que
hoy se asienta altiva y fuerte,
mañana
en yermo polvo se convierte
o
quizás... se convierta en la nada.
Siento
cruzar por mi abrasada frente,
un
rayo de luz tenue, triste, amarilla;
como alumbra una vela en la capilla;
o la vaga luz del peregrino errante.
¿Qué
es el tierno suspiro de la amapola,
que
en el viento se pierde apenas nace,
si
sus frágiles hojas el viento deshace
con
sólo el vaivén de una ola ?
Oigo
una voz de verdad,
que
mis ilusiones maldice,
y su eco infernal me dice:
¡ no existe la eternidad !
J.Plou
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