¡Es ya la media noche!
¡Fecundas horas de amor en primavera!
¡Divino intervalo que purifica el alma!
Todo reposa en infinita calma;
¡triste de aquel que desvelado espera!
Brillan las sombras de los sauces,
los árboles soñolientos cabecean;
en el redil, los becerros berrean
corren las aguas por los hondos cauces,
¡Es ya la media noche;
Tañe una campana
de una iglesia cercana;
en el corral vecino canta el gallo;
Fosforece la luz de las estrellas.
tercia su capa el trobador;
tosiendo fuerte la guitarra templa;
echa el sombrero atrás,
escupe y canta sus placeres,
sus dudas y sus quejas.
Mece la madre a su pequeño niño
que asustado en sus brazos llora
cubre su cuerpo con cariño,
y su fina frente, con amor la besa,
con ese modo de besar tan puro.
¡Nadie sabe besar como las madres!
Es ya la media noche;
las aves anidaron en los altos muros
de un templo solitario,
y acurrucadas cantan sobre los rotos arcos.
y en los erguidos álamos las hojas resplandecen
con soñolientos rayos,
La luna llena el templo de pequeños claros,
y a trechos ilumina las curvas de los arcos.
Las nubes de incienso perfuman el espacio.
El eco repite la música del órgano.
la soñolenta luna llena de rayos blancos
el firmamento azul:
palpitan las estrellas como encendidos puntos
los átomos se encienden en su templada luz.
Arden mares de luz en los espacios,
¡brillan miles de soles en los cielos,
entre los blancos rayos de la luna
resplandecientes zumban los insectos,
mientras tranquila la creación prosigue
¡y cuando amanece!
Las blancas azucenas florecen en el valle,
el viento empuja y riza las olas en el mar.
Sutil el aire pasa por los granados trigos.
J.Plou
J.Plou
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