Avanzan las hordas invasoras,
los prados los convierten en eriales,
destrozando yedras y rosales
y los valles sin aves canoras.
Avanzan las hordas con sus armas,
abandonan los pueblos las mujeres
y van por los atajos con sus enseres,
llorando sus hogares en llamas.
Avanzan las hordas a cielo raso,
destrozando casas con sus cañones,
con música diabólica a su paso.
De la mezquita, sólo quedan en pie los paredones
y el rosetón que mira, como un ojo ensangrentado,
el campo sin cosecha, sin hombres ni ganado...!
J.Plou
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