¿Hacia dónde va este abril con sus ventanas mojadas,
donde el viento acaricia sueños dormidos?
Te siguen cielos desconsolados,
bajo la sombra de un aguacero que desciende
y los recuerdos flotan como hojas caídas
en cada charco que refleja las horas perdidas.
Sabes dejar que escuezan todas tus horas,
como el sol lo hace tras la tormenta,
lanzando al aire lluvias que sostienen el peso
de un dictamen oculto en el murmullo de las gotas.
Cuando te vayas, no le pases el testigo a mayo;
deja que florezca el eco de tus pasos
en la tierra aún húmeda de lo vivido,
y empuja suavemente las lociones de esta primavera,
que apenas si comienza a soñar con el calor,
cuando tus adioses resuenan como ecos lejanos.
Abril, en tu despedida, una promesa queda,
de que tras cada sombra, siempre hay luz que espera.
Y aunque te vayas, llevaré en el alma
las memorias de tus días,
las ventanas mojadas que nos abrazan,
y ese aguacero que, al final, nos devuelve a casa.
J. Plou
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