viernes, 3 de enero de 2020

Poesía y amor

La poesía no puede ser otra cosa que un enamoramiento del alma y quien no sea capaz de enamorarse no es poeta, aunque escriba en verso y aunque el verso suene bien. Ya se comprenderá que no hablo precisamente del enamoramiento de un hombre por una mujer, aunque la condición moral y física de poderse enamorar de una mujer, sea la primera y casi diríamos la única condición para que uno sea poeta. Naturalmente que hay muchos enamorados y pocos poetas; pero todos los enamorados, verdaderamente enamorados, son poetas mientras les dura el enamoramiento. Es más: si los animales hablaran o los hombres entendieran el lenguaje de los animales, veríamos, no sólo que cuando están enamorados son poetas, sino que sólo en la época del enamoramiento cantan y hablan líricamente; esto es, sienten y producen poesía de una manera inconsciente. Podemos decir más; podemos decir que todas las grandes obras poéticas son obras de almas enamoradas y que los poetas, los verdaderamente poetas, viven en enamoramiento perpetuo y producen poesía continuamente. No es preciso citar obras. De las clásicas no ha quedado una que no sea hija del amor. ¿Por una mujer? Por una mujer la mayoría. Por un ideal las menos. Lo que no admite duda es que los poetas, no los grandes poetas, los poetas solamente, porque o se ha de ser grande en poesía o no se puede ser poeta; los poetas, repito, al echar sobre este mundo su manantial de sentimientos, no piensan en capillas ni en clasificaciones. Son los demás, los no poetas, los clasificadores.

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