La serena dulzura de sus ojos
llenó mi corazón de frescura,
y se quedó mi espíritu de hinojos
contemplando su hermosura.
Mar azul, cielo azul, suave fragancia;
tierno amor en mi pecho proscrito.
y una puesta de sol en su elegancia,
que glorifica el mar y el infinito.
Mas tarde... fué un idilio. Flor y ave.
mío su corazón, mi verso suyo;
y para nuestro amor sereno y suave
la música del mar era un arrullo.
Le agradaban mis versos, los leía
trémula de emoción, pálida y bella,
en sus ingenuidades comprendía
que eran todos mis versos para ella.
Ante su amor cedí como la rama
al soplo del potente torbellino;
es bello, ante la mujer que nos ama,
sentir el pecho que de amor se inflama
sobre el lívido polvo del camino.
Y para hacer mas noble la ventura
que dio a mi corazón lirios de calma,
en la vida con ella, gloriosa y pura,
ella también me amó con toda el alma.
J.Plou
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