Ven, pequeño gorrión,
que en mi casa tienes nido;
ven, mensajero querido,
y alegra mi corazón;
tierna inofensiva ave,
dime: ¿cual fue la nave
que te arrancó de tu nación?.
tal vez la recuerdas triste
y extiendcs tus verdes alas,
ambicionando las galas
donde un día estuviste.
Donde no hay invierno
mirabas en la faz severa,
sólo eterna primavera
bajo un cielo eterno;
y hoy te sientes fatal
con tu pasado recordando,
dulce avecilla, cantando
buscas alivio en tu mal.
Y yo encuentro en tu vivir
viva inspiración inquieta,
que nací para poeta,
y vivo para escribir.
Pero en esta sociedad,
arrastro el férreo grillo,
como tu, tierno pajarillo,
ante tanta falsedad.
Pero eres, cantor alado,
y en mí dicha y en mi duelo,
un enviado del cielo,
que mitiga mi dolor.
J.Plou
No hay comentarios:
Publicar un comentario