Mi habitación parece una ilusión,
un lugar verdaderamente espiritual.
Allí el alma se baña de pereza,
con perfume de placer y de deseo.
Los muebles parecen soñar,
como si tuvieran vida sonámbula.
Las sábanas hablan una lengua muda,
como las flores, los cielos, los ocasos.
Todo tiene aquí la claridad justa
y la deliciosa oscuridad en armonía.
Un olor del gusto más exquisito,
mezclado con ligerísima humedad,
dando placer al espíritu adormecido.
En la cama se acuesta, la reina de los sueños.
Suyos son los ojos que recorren el crepúsculo;
¿A qué benefactor le tengo que agradecer,
estar rodeado de paz y de silencio.
¡Ya no hay minutos! ¡Ya no hay segundos!
¡El tiempo desaparece!
¡reina la Eternidad,
una eternidad de delicias!
J.Plou
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