¡Pobre gente! perdidos,
en ese mundo infernal
y a su destino vendidos
arrastran envilecidos,
una existencia fatal.
Cantan canciones,
y tristes sermones
y allí entonaciones,
se escuchan de amor.
Y el lúgubre canto,
les causa tal espanto,
les causa tal horror,
que se advierte,
que viene la muerte,
con paso veloz.
Pero el mundo se olvida,
de esa fúnebre vida
de muerte precoz.
J.Plou
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