Cuando declina la tarde,
como llorando al occidente,
Corre una sombra doliente
y parece que el cielo arde.
Y cuando el sol ilumina,
con luz brillante y serena,
al iluminarse la escena,
la sombra se difumina.
Cuando la luz ya no es buena,
la melancólica sombra,
huye besando su alfombra,
con sentimiento de pena.
Cuentan los viejos del lugar,
Que, en tibia noche de luna,
en la solitaria laguna,
no se puede reflejar.
Dicen que, en noche nublada,
envuelta en un manto,
llega la sombra callada,
con el sonido de un canto.
Entre las almas dormidas,
suenan las notas perdidas,
Como los gritos de llanto.
J. Plou
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