El tiempo es un invierno que apaga la ambición,
pasa sin ruido, como sombra en la habitación.
Mortal efecto lleva, dulces sueños arrastra,
los cabellos blancos son testigos de su falta.
Mengua el esplendor de ojos que solían brillar,
en la frente, las preocupaciones suelen reinar.
La hora de la vejez llega con su triste canto,
llora la luz del sol, sus rayos ya son llanto.
La romántica luna, antes cómplice de amor,
mira desde lejos, en silencio y con temor.
De aquellos encuentros, ecos de pasión,
solo quedan susurros ahogados en la razón.
Hace ya tiempo, la primera cana asomó,
despidiendo lo que el deseo abrazó.
El sexo solo es un recuerdo lejano,
un suspiro perdido en un mundo insano.
Así avanza el tiempo, sin prisa y sin compasión,
apaga nuestro orgullo, sofoca el corazón.
Mas en cada arruga, en cada huella de andar,
la vida pasa y hay historias que contar.
J. Plou
Brillante descripción de la vejez.
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