miércoles, 30 de abril de 2025

Shambala


Shambala


Cuarenta y cinco minutos de espera,

un mar de rostros, en la cola aterciopelada,

susurros de ansias, risas entrelazadas,

el horizonte se difumina, la mente se prepara.


Al Shambala yo le llamo, gigante de acero,

con sus jaulas metálicas tan frías,

desaparece el respeto, que antes tenías,

y te invaden recuerdos del mundo entero.


Las estadísticas cantan, que no pasa nada,

ayer fue el eco de una suerte bendita,

pero el corazón, en su danza acelerada,

late con fuerza, como un tambor que grita.


En la jaula, te aprieta el cinturón,

la vida se agita, la razón te atormenta,

mientras la montaña rusa empezó lenta,

parece que vuela como un avión.


Gritos que estallan, ojos cerrados,

la libertad vuela, los miedos olvidados,

el viento te abraza, el impulso es sagrado,

y entre risas y llantos, te sientes elevado.


La adrenalina sube, un torrente divino,

el miedo se disipa, al llegar al destino,

repites la locura y sigues el camino.

J. Plou

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