
En la llanura, el caballero avanza,
de amor y gloria su pecho se siente,
con Rocinante, su fiel y noble frente,
surca caminos con firme esperanza.
Dulcinea, musa de su confianza,
despierta en él un anhelo latente,
aunque su amor sea un sueño ardiente,
su valor brilla, como su lanza.
¡Oh, época dicha, tiempos dorados!
que las hazañas en mármol se graben
Y en cada poema sus versos sean cantados.
Caballero andante, ruego que labren
en obras eternas tus actos sagrados,
para que todo el mundo lea tu legado.
J. Plou
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