
Un pudor te iba envolviendo,
todo el cuerpo en aquel instante,
en la playa, eran tus ojos el sol;
un relámpago en sombra junto al mar.
Estaba desnudo el cosmos en tu rostro.
Por las olas de tus mejillas, aire detenido,
Te encontré perforando el poniente.
Tu cuello era dulcísimo arrecife,
un archipiélago de ternura interminable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario