¡Se me desata la lengua como las bambas de mi nieto!
cuando escribo, se me parte el alma en palabras;
las vivo, hablo y mi lengua ordena duras frases,
ya sabéis que tengo voz de establo, voz rural.
Me mantengo sobre la adversidad del idioma.
Herencias no tengo, ni busco paga ni gloria;
mis deseos se los lleva el viento,
no me mueve ni me alienta nada,
si no son estos hondos pensamientos,
que me empujan con fuerza desmesurada,
dándole a mi pecho movimientos
de crecida corriente desdeñada.
J. Plou
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