Como la amapola, en el trigal abierta,
no cesa de soñar en todo el día
deslumbrada por el sol, despierta
con la mañana sonora, a la armonía
de los cantos dulces y escondidos,
y, después de frotarse con la mano
los claros ojos, aún adormecidos,
tiende la vista hacia el sol lejano
y oye cantar las aves en sus nidos.
Es tierna, tímida y es bella;
y si en alguna lejana estrella,
existe alguna flor, será como ella:
tan fragante, tan pura, tan ardiente.
No hay tesoro mejor que el de su sueño
ni otro sueño más puro que su frente.
Y cuando sueña, el aire rebosa
de su perfume que el viento lleva,
como el beso del agua rumorosa,
que en la fuente el surtidor eleva.
¡Oh, perfume de Amor! en la brisa,
que enloquece, como la miel nueva.
Es la gracia que tiene, y su sonrisa
como, leve y risueña mariposa,
sobre el jardín, en cada nueva rosa!
En los pechos, Amor sobre la herida, .
dando a mi alma, como si fuere,
un aliento inmortal, fuente de vida,
que hace eterno lo que muere.
Tiene su cara claridad de Aurora.
¿Qué lucero ilumina su frente?
que en la divina Primavera siente
una alegría que en su pecho aflora!
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