jueves, 30 de enero de 2025

Bajaron del alto de la Muela


Era una tarde de agosto y el aire

un susurro dorado que iba ardiendo

en las copas de los árboles,

y en las aceras, aquella tarde naranja.


Unos hombres de otro tiempo

distante de este sol que se deshace

vinieron en mi busca, en otro ocaso

solo querían escucharme.


Y bajaron del alto de la Muela.


Divisaron de lejos el cáñamo

y el lino naciendo sobre el muro;

era también un atardecer de agosto

y en el aire bailaban las palabras

y mi verso latía entre las copas rojas.


Yo estaba allí esperándolos,

con mirada gris de tardes largas.


Y todos acudían a oír,

mis sueños peregrinos.


Y bajaban del alto de la Muela,

para poner mi nombre a la ermita.

J, Plou

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