sábado, 17 de mayo de 2025

AGRESIÓN EN LAS AULAS


En el instituto, bajo un sol radiante,

el cura don Jacinto, figura desafiante,

con su voz de trueno y mirada de matón,

me enseñó matemáticas y religión.


Asistir a misa, era una obligación,

mas yo, ir a misa no era mi intención,

domingos perdidos entre risas y juegos,

Castigos sin hacer caso de mis ruegos.


Un día, me llevó por la mañana, 

a dar la extremaunción a una anciana,

la muerte susurraba, el aire se tornaba,

Y en aquel momento, mi alma se desgarraba.


Suspenso en religión, nota baja en matemáticas,

reprensión que dolía, más que las prácticas,

la fe no fue mi norte, ni su amor mi destino,

pero la nota perdida, ahora era un camino.


Ante mi propuesta, su respuesta fue muy dura,

la bofetada resonó y no se inmutó el cura,

me reventó el tímpano, con un golpe tan fuerte,

desde entonces, ese oído es un órgano ausente.


Hoy el tiempo ha pasado, el dolor se ha quedado,

pero a don Jacinto, en mi mente, lo he guardado;

de aquel instituto y sus días oscuros,

surgen versos y sombras, recuerdos futuros.

J. Plou


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