Ya tengo ganas de que abran las piscinas,
no es solo un antojo de agua fresca,
sino un chapuzón que refresque ideas,
euforias del baño, cada vez más escasas.
¿Será la edad? Seguro que sí,
¿qué otra cosa podría ser con estos calores?
El chas de las chanclas, su canto es un festín,
en la playa, suena entre rumores.
En medio del supermercado, el calor me abrasa,
en el oftalmólogo, no paro de parpadear,
con vista de lince, salgo de la consulta.
voy pensando en lo que voy a degustar.
Una tortilla española, ¡qué delicia inmensa!,
huevos de corral, yemas de oro brillante,
ensalada fresca,carne a la brasa,
un banquete banquete fascinante.
Una brisa suave hace a las hojas bailar,
los árboles a las aves crean un hogar,
en estos momentos deliciosos empiezo a soñar,
que la velada llegue, la noche va a empezar.
Nocturna, con encanto, todo es confusión,
los gatos son pardos, sobre el tejado,
las risas se amplifican, sin ninguna razón,
los niños traviesos, ya se han marchado.
Trinos en la noche, música en el aire,
ruidos suaves llenan el espacio,
aunque el bar vecino sea un desmadre,
convierte la calma en un bullicio.
Me dan ganas de bailar en la mesa,
pero la esta artrosis no me ha de dejar,
pero noto que el alma me pesa,
y en urgencias no es donde deseo estar.
¡Vaya tela! Pero al final nos reímos,
en nuestras veladas, nada nos desanima,
nostálgicas noches, entre sueños vivimos,
y eso, quieras que no, siempre nos anima.
J. Plou
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