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Si es un sueño no quiero despertar,
decías agarrada de mi brazo.
50 años después, mientras me hablas
de aquellos paseos, me pregunto:
si un recuerdo es algo que conservamos
o algo que hemos perdido.
Escribir un poema es romper las cadenas,
adivinar en qué mano está la moneda,
dije yo; Tú me mirabas y me dijiste:
¿cuando empieza la poesía?
y yo te dije: -La poesía empieza
cuando ya olvidas lo que te asustaba,
pero que todavía tienes miedo.
Yo veía las torres blancas.
Tú dijiste: ¡me gustaría huir,
pero nadie nos sigue!
Junto al agua, mirándonos a los ojos,
tú dijiste: ¡La poesía es todo!
Parecías tan lejos, tan a salvo,
de ti y de mí;
distinta como siempre,
rota y vuelta a armar.
El sol se fue. La noche
se acercaba y yo dije:
¿Recuerdas que jugábamos
a un juego de palabras?
Y tú dijiste:
El fuego de los días,
la suma de las horas
y salió la luna"...
Estábamos tan solos,
tan cansados, como perros perdidos
en medio de la lluvia,
como mirando la noche,
desde una casa vacía.
Luego llegó la luz, el ruido de la mañana,
mientras tú decías:
Te di mi corazón y quisiste mis sueños,
te di mis sueños y quisiste mi esperanza.
y yo te dije: Sí, es eso. Eso es todo.
Me miraste. Dijiste: ¿Y después?
Y yo dije: ¡Después de eso,
tenemos que estar juntos para siempre!
Nos quedamos callados, junto al agua,
mientras la noche daba paso al día.
J. Plou
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