Escribiré en el aire una canción breve
pero me bastará la luz de su escritura,
con la música que el corazón lleve,
para que las aves lean su partitura.
Con mis espadas rotas y mis jazmines juntos,
con esta canción he de crear un mito,
pero la nota mágica para mis contrapuntos,
sólo se verá en el aire, escrito.
Que ninguna recóndita querencia me desvele,
y que sacie toda sed de agua, y fruta,
y que todo hontanar de llanto se deshile
porque estará finada mi flor enjuta.
Guardaré la memoria de mis placeres,
no quiero más duelo de amor, no necesito
el trino de pájaros en mis amaneceres,
ni unas sirenas verdes en mi escrito.
Si no ha desesperado mi amor ni he presentido
más litoral de gozo que un muslo satinado,
juntadme en la blandura del lecho preferido,
una boca, una miel, un temor y un cuidado.
Saetero de fatuos asombros y resplandores,
os dejo las partituras de mi canción secreta
y en el estío, plantaré en los albores,
de cielo, el atrevido canto de mi saeta.
J. Plou
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