Sonaban melodiosas,
las cosas que decía;
y el olor a frescas rosas,
que de aquella boca salía,
como brisa de escarcha.
me hizo soñar, aquel día.
y soñé...
Mi mirada sonrojó su inocencia,
cubriendo, tímida sus ojos,
mientras yo, aspiraba su esencia.
lo noté...
Mis labios, coloqué delante,
de su deliciosa boca
y en ese maravilloso instante,
la besé...
Aferré con fuerza su cintura,
y se unieron nuestros labios;
en un beso de locura.
Nuestros cuerpos los fundimos
enlazando nuestras almas;
y entre besos, caricias y mimos,
yo temblé...
Fue el beso, de aquel momento,
quien unió nuestra esperanza,
con el olor, de un solo aliento.
Aquel beso, por ser el primero,
encendió la mecha del amor,
por el que hoy, vivo y muero.
J.Plou
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